jueves, 1 de julio de 2010

LECTURA Y ESCRITURA












LECTURA Y ESCRITURA

La lectura es una actividad principalmente intelectual en la que intervienen dos aspectos fundamentales: uno físico, la percepción visual, y otro mental, la comprensión de lo leído. Ambos aspectos, estrechamente relacionados, son de capital importancia, ya que de su adecuado desarrollo depende la eficacia de los resultados.

La escritura es un proceso mecánico, una destreza psicomotriz mediante la cual se aprende a escribir palabras y oraciones y, justamente, de ese ejercicio sistemático y progresivo, depende su soltura y legibilidad.

La composición o producción de texto es el proceso más intelectual y complejo y necesita, para su eficaz desarrollo, del buen manejo de las otras dos actividades.

Si bien es conveniente que el aprendizaje de la lecto-escritura se realice en forma simultánea, la adquisición de la escritura como tal es un camino más lento. Igual que para toda destreza, el niño necesita de un tiempo de aprestamiento previo que se logra, en la etapa preescolar, a través del dibujo y del garabato.

En la infancia, la escritura está en vías de formación, sigue un modelo caligráfico escolar de una manera más o menos fiel, de ahí que sea tan importante la buena caligrafía del maestro.

El niño es un gran imitador que además sabe distinguir por intuición las formas bellas o armoniosas de las que no lo son. Por esa razón el docente debe comenzar a encauzar, en él, un juicio crítico y estético.

Es necesario, por otra parte, que el maestro asuma una postura ejemplar, normativa y enriquecedora. Ejemplar porque debe servir de modelo, en este caso, a través de una caligrafía clara y correcta. Normativa, al tener que establecer normas para que los alumnos escriban con letra legible, prolija y espontánea. Finalmente debe ser enriquecedora porque, además de aportar sugerencias, debe enseñar a reconocer y valorar cada tipo de letra a fin de poder seleccionar luego la más adecuada para cada ocasión. Esto último nos lleva a tener en cuenta el manejo de dos grafías diferentes: la cursiva y la imprenta.

Los métodos actuales de la enseñanza de la Lengua sostienen que, para obtener resultados más rápidos, los alumnos deben dar sus primeros pasos en el aprendizaje de la lecto-escritura utilizando el abecedario en imprenta, primero, mayúscula y luego, minúscula.

Sin ánimo ni autoridad para poner en tela de juicio estos conceptos, considero de suma importancia que los maestros no deben dejar de lado la enseñanza de la letra cursiva, ni perder de vista el proceso de su adquisición y afianzamiento, ya que es un ingrediente más en la formación del perfil del educando.

La escritura cursiva es una sucesión de rasgos ascendentes y descendentes de distinta longitud que se unen entre sí de diversas formas: a) en ángulo (propia de los varones) b) redondeada o guirnalda (común en las niñas).

Si bien su aprendizaje parte de un modelo, cada alumno impone en él su estilo. Sus rasgos se van modificando conforme a su crecimiento y maduración.

La misión del maestro es procurar, por un lado, que la caligrafía de los alumnos no pierda legibilidad, y por otro, preservar, en cada uno de ellos, su estilo personal.

La escritura en imprenta debe ser tomada como la adquisición y adaptación automática y pasiva de un modelo convencional. Estos signos neutros distan mucho de reflejar los rasgos distintivos del alumno. Y por lo tanto no debe considerarse como una escritura personal sino de alternativa o de uso ocasional.

La fuerza de la escritura reside en la vitalidad de sus trazos De ahí que los estudios grafológicos permitan conocer a través de ella, el carácter, el sexo, los gustos y hasta la salud física y mental de la persona.

Es común por otra parte que tanto maestros como profesores reconozcamos a nuestros alumnos por su letra. La escritura cursiva es mucho más emotiva y elocuente de la vida de un hombre que la de imprenta.

Otro factor que contribuye, además, a la despersonalización de la escritura, es el manejo excesivo de la computadora desde temprana edad. Se ha comprobado que muchos niños de cinco y seis años comienzan a escribir sus primeras palabras pulsando en forma mecánica las teclas de la máquina y no afianzando la destreza motriz con el uso del lápiz.

Creo que, en esta sociedad globalizada y tecnocrática, tanto padres como docentes debemos contribuir a que nuestros niños adquieran una identidad propia, con rasgos bien definidos. Procurar que aprendan y afiancen el manejo de una correcta escritura cursiva como parte de su expresión libre ya es un buen comienzo.

DERECHOS DEL LECTOR

Leer por afición, leer por satisfacción, leer por placer. Son muchos y muy variados los motivos que llevan a una persona a leer, pero también son demasiados los argumentos que dan otros para no abrir nunca un libro. La principal escusa, la falta de tiempo. En este punto, nos planteamos que si existe el derecho a leer ¿por qué no va a existir el derecho a no leer?

“Como una novela” es el título de una obra de Daniel Pennac que reflexiona sobre los derechos de los lectores desde un punto de vista objetivo y realista. Basta con leer la primera frase, “El verbo leer no soporta el imperativo”, para darse cuenta de ello. Así, este profesor y escritor francés presenta un decálogo de derechos muy interesantes, que quita hierro a las férreas creencias sobre la necesidad de leer un libro de principio a fin.

El lector, simplemente por el hecho de serlo, tiene en su haber la capacidad de decidir cuándo, cómo, dónde, qué y por qué leer. Nadie puede arrebatarle esta potestad literaria, nadie debe poner en entredicho el camino que ha escogido para leer porque lo importante es iniciarse en un arte que hace más libres a las personas. Y el deseo de Pennac es reconciliar a los jóvenes con la lectura.

El derecho a no leer encabeza esta curiosa lista de derechos, seguida del derecho a terminar un libro, del derecho a releer, del derecho a leer cualquier cosa, del derecho al bovarismo, del derecho a leer en cualquier parte, del derecho a picotear y del derecho a callarnos. A través de esta enumeración, Pennac aborda muchos de las preocupaciones que en algún momento han asaltado a los lectores cuando se sumergen en la lectura.

Como cualquier enumeración de derechos que se respete, la de los derechos a la lectura debería empezar por el derecho a no hacer uso de ellos —y en este caso con el derecho a no leer—, sin lo cual no se trataría de una lista de derechos sino de una trampa viciosa

Este teórico propone estas pautas como un intento de motivar a los alumnos a leer, sin obligaciones y sin prejuicios, para que descubran por sí mismos todo lo que les puede aportar la lectura, ya sea de un libro, de un periódico, de una revista o de un cartel. La comparación con episodios cotidianos de la vida lleva a hacer de “Como una novela” un libro de referencia para entender que cada libro es un mundo lleno de sorpresas en el que el lector atribuye sus propios significados.

La LECTURA Y LA ESCRITURA es muy importante dentro de la formación de todo ser humano, ya que esta es la que ayudara no solo proporciona información (instrucción) sino que forma (educa) creando hábitos de reflexión, análisis, esfuerzo, concentración... y recrea, hace gozar, entretiene y distrae. Una persona con hábito de lectura posee autonomía cognitiva, es decir, está preparada para aprender por sí mismo durante toda la vida.

La escritura, es un medio para transmitir al mundo nuestros pensamientos, emociones y sentimientos que vivimos a diario. Es como las artes, una forma de expresión con la que regalar al mundo, la mirada especial y específica de quien escribe. Pero la escritura es mucho más que arte, pues a través de ella los que escribimos conectamos con nuestro subconsciente para escucharle, comprenderle y al mismo tiempo, hacernos entender, consiguiendo esa unión mente-corazón que es sin duda, la gran puerta hacia la felicidad interior, por que en quien escribe se dará el desarrollo de un buen lector.

La lectura, a nosotros «lectores» nos per­mitimos todos los derechos, comenzando por aquellos que negamos a los jóvenes a los que pretendemos iniciar en la lectura:

1) El derecho a no leer.

2) El derecho a saltarnos páginas.

3) El derecho a no terminar un libro.

4) El derecho a releer.

5) El derecho a leer cualquier cosa.

6) El derecho al bovarismo.1

7) El derecho a leer en cualquier sitio.

8) El derecho a hojear.

9) El derecho a leer en voz alta.

10) El derecho a callarnos.

EDUCAR.ORG & eAprende.org

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